El final de las vacaciones de Semana Santa está a la vuelta de la esquina, y a penas he podido desconectar un par de días, debido a la incertidumbre de cómo va a ser el final de curso. Las familias y los alumnos también están preocupados y se preguntan qué va a pasar con este curso escolar. Cada vez parece más claro que tantos docentes como alumnos no volveremos a las aulas hasta septiembre.
En mi caso no he parado de trabajar durante el confinamiento, en adaptar y programar los contenidos a impartir hasta final de curso. Para ello he utilizado Google Classroom, ya que desde principio de curso venía utilizando esta plataforma con mis alumnos. A través de Classroom les venía compartiendo a los alumnos los contenidos y tareas de clases presenciales.
Brecha digital
Previo al inicio de vacaciones de Semana Santa, tras sesiones de evaluación, se ha constatado una desigualdad en el acceso a internet y las nuevas tecnologías por parte de los alumnos y algunos docentes, lo que se conoce con el nombre de brecha digital.
El paso de la educación presencial a online, ha puesto de manifiesto la brecha digital existente en todo el planeta y especialmente en las zonas rurales de los países donde la conexión a internet es insuficiente.
Muchos alumnos y docentes no tienen acceso a un ordenador en casa o lo comparten con todos los miembros de la familia, no tienen Internet en sus casas o la conexión a Internet es lenta y a esto se le añade la falta de competencia digital.
Docentes y alumnos hemos de realizar un esfuerzo durante el tiempo de confinamiento para intentar seguir, en la medida de lo posible, impartiendo y aprendiendo los contenidos previstos para estas alturas del curso. El problema es que muchos de esos temarios, de esos deberes, se mandan por Internet. Y la falta de recursos en muchos hogares, está agravando la brecha educativa que ya tenía nuestro sistema. Hoy en día en las casas no se suele tener ordenador ni impresora, en el mejor de los casos un portátil o tablet y acceso a Internet en el móvil.
Estas desigualdades constituyen una verdadera amenaza para la continuidad del aprendizaje en un momento en que se produce un trastorno educativo sin precedentes. Así que se está haciendo cuesta arriba continuar y seguir el curso con cierta normalidad. Ante el problema de no acceso a internet por parte de alumnos se ha procedido al préstamo de dispositivos, tarjetas SIM y en otros casos a los alumnos se les ha enviado a casa tareas impresas en papel, las cuales han de devolver a final de curso para su corrección.